De relieve accidentado, esta isla montañosa de la que en días nítidos se puede avistar todo el archipiélago, y es de una belleza singular. En una visita a la isla se puede conocer la villa de Ribeira Brava que debe su nombre al aspecto impetuoso de su ribera en las épocas de lluvias.
Destacar el parque natural de Monte Gordo y un árbol secular, el “dragoeiro” (dragoneo) auténtica reliquia de otras eras.
En Tarrafal, villa piscatoria, encontramos las famosas playas de arena medicinal ricas en titanio y iodo, frecuentadas por mucha gente buscando de alivio para sus enfermedades de huesos y articulaciones. También la pesca y la industria del atún son actividades bastante exploradas en este local.

Con su mar extremamente rico, S. Nicolau también es conocida por atraer amantes de la pesca de todo el mundo que se extasían en la búsqueda del “blue marlin” y del espadarte, muy frecuentes en estas aguas, especialmente de Mayo a Octubre.

Fascinante los modestos puertos de pescadores locales: Preguiça y Carriçal